Pues si, la temperatura influye, y mucho en este tipo de lámparas.
Efectivamente, cada tipo de fluorescente, presenta su funcionamiento óptino (máximo flujo) a una temperatura dada.
En el caso de los tubos T8 (26mm), dicha temperatura óptima se sitúa entre los 20-25ºC, mientras que las nuevas TL5, han sido optimizadas para obtener su máximo rendimiento en los 35ºC .
Por encima o por debajo de la Tª óptima existen perdidas de flujo importantes. este es el motivo por lo que el diseño de luminarias capaces de evacuar el calor generado por la lámpara o de utilizarlo para mantener la Tª dentro del intervalo adecuado si se trata de instalaciones a bajas temperaturas, es tan importante en el caso de las lámparas fluorescentes. En el siguiente gráfico, vemos como se comporta una lámpara fluorescente «estándar» y una específica para bajas temperaturas (modelo constant de Osram) en función de la temperatura.
El porque de esto esto, lo encontramos en la presión del vapor de mercurio en el interior del tubo, directamente proporcional a la temperatura en su interior. Así, cuanto mas baja sea la Tª ambiente menor será el número de átomos de mercurio en estado gaseoso que podrán interactuar con los electrones liberados, en cambio, a una Tª excesiva, el número de átomos será demasiado elevado, por lo que acabarán por absorver la energía radiada entre si, convirtiéndola en calor, lo cual provocará un descenso luminoso.